Spain FF Spain D6: "Rebel Outbreak": partida de rol online

Asiento ante lo dicho, pensando en las vidas que se cobró tal operación, incluyendo a Kiwi y Ulik.
"Muchas gracias. Esperemos que Bal Moccari pueda ser liberado en un futuro…"

Tras el resto de despedidas, ponemos por fin rumbo a Nar Shaddaa y el futuro brazo de nuestro capitán."
"¡A ver si esa fue la última de las interrupciones…!"

Astronavegación 7D+3D = (1+6+5+6+4+1+6+4+5+5) = 37

 

La nave entra al hiperespacio a la vez que otras de las naves rebeldes. Meggan suspira y dice:

"Bueno, eso ha sido interesante..."

 

"Sí, la verdad… Yo esperaba que acabasen uniéndose las células en grupos de dos o tres y nos tocase ver con quién cuadraríamos mejor, pero esto tiene bastante mayor escala…"
Sonrío de medio lado.
"Al menos con lo que comentaron de la financiación tal vez no toque gastarse tanto dinero propio la próxima vez. Tendríamos ahora lo suficiente como para que el brazo nuevo de Denith fuese como el de antes, y no sólo sustitución de uno de carne…"

 

Meggan responde:

“Pues sí. Unas sillas nuevas para la cabina no estarían mal tampoco, que aún tenemos estas con el nombre de una compañía de viaje.”

Tuerce el gesto mirando al respaldo de la silla de Hikari y suspira:

“En fin... Por cierto, ¿habéis estado antes en Nar Shaddaa?”

 

Hikari niega con la cabeza: "Yo solo salí de Bal Moccari cuando trabajé con las Damas Blancas, y nunca fui a Nar Shaddaa."

 

"Pues..."

Sistemas Planetarios 5D = (5+1+1+5+6) = 18

 

"Denith y yo estuvimos hace unos siete años, pero fue muy brevemente…"

Sistemas Planetarios 3D+2 = (3+3+1)+2 = 9

 

“Bueno, de cualquier modo lo primero que vamos a hacer cuando lleguemos allí es buscar un espaciotel y dormir. Que desde que nos hemos levantado esta mañana hemos hecho la ruta a Zebitrope y después una reunión insurgente. No sé vosotros, pero ‘yo ya’.”

 

"Bueno, esta vez no recorté ninguna hora de viaje para que diese tiempo a hacer siestas de camino…" Sonrío, también cansado tras estos días.

 

"Buf... Lógico. De todas maneras yo creo que me pondré a repasar algunas notas antes de irme a descansar" comento, pensando en que tengo que contactar con la embajada "Ah, a ver si cuando lleguemos nos podemos enterar de qué ha sido de Hawkins. Que no se me olvide" esto último lo comento casi para mí mismo.

 

Hikari comenta: "Nos vendría bien descansar, sí." y cierra los ojos para "descansarlos".

 

Antes de que Hikari "descanse los ojos" demasiado profundamente, decido hacerle una pregunta:
"Y bueno… ¿Cuáles fueron tus sensaciones esa última vez en Bal Moccari? ¿Crees que se podrá liberar pronto?"
Hago una pequeña pausa, mirándole de reojo.
"No recuerdo si nos llegaste a contar la historia de esa cicatriz, por cierto…"

 

Hikari abre los ojos y cambia a una posición más correcta en la silla: "Tengo la sensación de que el estado de Bal Moccari es como Shira Hida. Una sombra de lo que fue, pero aún hay esperanza." Tras una pequeña pausa en la que aprovecha para quitarse los guantes "Aunque llevará tiempo".

Tras quitarse los guantes, es evidente que sus mano derecha no se encuentra en muy buen estado: cicatrices y quemaduras.

"Defender la justicia tiene su recompensa. "Muestra la palma de su mano derecha, llena de cortes" La justicia de intentar convencer a un drogadicto" Gira la mano para enseñar el dorso, una quemadura bastante fea "La justifica de proteger a civiles desarmando a un ladrón" Finalmente, se retira un poco la gabardina y la camisa para mostrar una horrible quemadura en el hombro izquierdo que se extiende hasta el cuello. Todos dirías que en esa última, tuvo suerte de salir con vida "De esta, no estoy seguro del todo. Fue mientras servía con los HoKen, pero no recuerdo si fue asaltando la guarida de los Ken Kanji o en la redada del laboratorio de Brillestim de Oyama."

 

Silbo ligeramente.
"Un trabajo arriesgado, ¿eh?" Me quedo algo pensativo. "En mi caso las heridas más graves que recuerdo fueron al estallarme al lado un detonador termal cuando intentábamos sacar de un planeta a un activista anti esclavitud. Acabé en un tanque de bacta cortesía de las autoridades que intervinieron en el embrollo, pero parece que la sustancia no me dejó apenas rastros." Me palpo un poco la sien. "No sé si en HoKen teníais una filosofía diferente respecto a los tratamientos o todas esas heridas fueron en sitios demasiado aislados para tener ayuda rápida, claro…"

Me giro hacia él, apoyando el brazo en el respaldo de la compañía de viaje.
"Por cierto, el activista al que me refiero fue Jak Vanyfer, del que hemos hablado en alguna ocasión. Antes de partir estuve hablando con Finis Trego y me dijo que su red de inteligencia estaba a punto de lograr dar con su paradero tras todos estos años. Si esta vez se logra rescatarle con éxito, intentaremos traerle a la causa si todavía quiere participar en la lucha…"

 

La conversación es más sombría que suele ser en otras ocasiones, pero al menos tenéis la oportunidad de descansar durante el larguísimo viaje desde el remoto Radisan hasta las entrañas del Espacio Hutt.

Y finalmente la alarma de hiperespacio suena, y os preparáis para aterrizar en Nar Shaddaa, la Luna del Contrabandista, la Ciudad Vertical.



Ni os recibe METOSP ni Control de Vuelo. A la vista de la inmensa densidad de tráfico que sale y entra del planeta, en dirección tanto al espacio exterior como al planeta Nal Hutta, no os queda más remedio que abrir comunicación vosotros mismos hasta que un hosco controlador de vuelo os da un vector de aproximación hasta una plataforma de aterrizaje privada cerca del Distrito Rojo. Aún así tenéis que andar con bastante cuidado, ya que sois casi golpeados por otras naves en al menos dos ocasiones.

Finalmente atravesáis la capa de smog del planeta y os encontráis frente a las elevadas torres de lo que en tiempos la gente llamaba alegremente "el gemelo malvado de Coruscant", aunque con el paso de los años y el nacimiento del Imperio esa comparación posiblemente haya dejado de tener mucho sentido. Aunque el paisaje no es ni mucho menos tan desolador como el de Taris, está claro que Nar Shaddaa es un lugar igual de peligroso en el que la única ley que impera es la del más fuerte... o la del más rico. Las luces de miles de naves y deslizadores atraviesan la infinita ciudad que se despliega bajo vosotros, y a pesar de que es imposible casi juraríais que podéis escuchar el bramido del tráfico desde vuestra órbita.

La Hyperion sobrevuela los letreros luminosos de la infinidad de casinos y burdeles que le dan su nombre al Distrito Rojo, atravesando barriadas de chabolas que se amontonan la una junto a la otra y que trepan como hiedra alrededor de las plantas bajas de las arcologías más oxidadas y mugrientas que habéis visto en vuestra vida. La nave tiene que maniobrar alrededor de retorcidas chimeneas industriales y antiquísimas torres de atraque que en tiempos servían de puerto para los cruceros hutt, y volar bajo puentes metálicos que transportan agua de los reservorios a los distritos residenciales y que parecen que pueden derrumbarse si los miráis durante demasiado tiempo.

Meggan hace un comentario que a todos os resulta bastante acertado:

"Es como si alguien hubiese cogido el distrito del puerto de Worlport, en Ord Mantell, y lo hubiese convertido en todo un planeta..."

La nave por fin se posa en una plataforma de atraque que junto a otras diez sobresale de un inmenso muro metálico de cientos de pisos de altura cuyo propósito no llegáis a comprender. Por las cámaras exteriores veis que en el exterior os esperan varios adolescentes de especies varias, todos ellos agitando las manos y gritando cosas que no podéis oír con el ruido de los motores. Asumís que se trata de guías locales.

 

Doy un vistazo a esa gente mientras maniobro para el atraque.
"Sí… Instalar nuestro sistema antiabordaje fue una buena inversión…"

 

Meggan asiente y sonríe mientras se quita el arnés de impacto y se dirige a vuestro escondrijo de armas en los túneles de mantenimiento, diciendo:

"No sé vosotros, pero yo pienso dejar mi daga brakatt a la vista y si puedo llevar al cinturón alguna pistola de buen tamaño... pues mejor. Oh, y me voy a poner la chaqueta de impacto y hacerme una capucha con la bufanda. Parece que aquí hay que dar miedo."

 

Hikari asiente y prepara su equipo de siempre.

 

Sonrío ante los preparativos.
"Sí, yo iré como en Ord Mantell. Con la blaster pesada y el Intimidator a la vista, la vibrodaga oculta… lo de siempre." Pero revisando las armas me lo pienso un poco más. "Huy, que en Skeptre compramos también cuatro cuchillos de combate. No sé si ayudará a dar efecto en mi caso o entorpecerá llevarlo… Oh, Denith, tal vez la porra aturdidora pueda sustituir la ausencia de brazo potente por el momento. Huy, y esto…" Saco una especie de vestimenta y miro a Meggan. "¿Ir con las armaduras de choque será demasiado…?"

 

Meggan se encoge de hombros y dice:

"Yo me he puesto la mía."

La joven pulsa el botón de apertura de la rampa y, en efecto, os llegan voces de chavales desde fuera. En concreto, sólo una, lo cual os resulta curioso porque hace unos minutos había unos siete chicos. La voz parece la de un adolescente gritando:

"¡Eh, visitantes al Distrito Rojo! ¡Conozco todo! ¡Mejores casinos, antros más interesantes, doctores con menos ética, lugares de perversión con menos cámaras de seguridad! ¡También callejones a evitar, matones con más implantes, hutts con menos paciencia! ¡Sólo veinte créditos y yo guío!"

 

Denith se ajusta su jetpack y comprueba que su blaster pesado está bien sujeto. Mira al resto mientras empieza a bajar la rampa. "Vamos."

 

En el exterior Denith ve a un nikto de unos doce años, vestido con harapos y con un casco de impacto demasiado grande sobre su cabeza, que sonríe con una sonrisa desdentada. En el suelo tras él, un muchacho humano se toca la sangre de la nariz antes de salir corriendo y dirigirse hacia los otros cinco magullados muchachos que también escapan de la plataforma.

"¡Hey, turista de extremo buen gusto! ¡Goz aquí, yo tu guía! ¡Veinte créditos!"

 

Denith sonríe, se gira: "¿Necesitamos hacer turismos, chicos?"

 

Luego se gira, le da 2 créditos al chico para que se marche y se dispone a esperar a sus compañeros.

 

Salgo de la nave con la armadura de choque, la blaster pesada en un lado, el intimidator a otro, el cuchillo de combate en su funda también en el cinturón, y tras un vistazo rápido a los niños que escapan, miro fijamente al pequeño nikto.